Arturo Sotto y Alejandro Pérez en el rodaje de Boccaccerías mías |
Actualmente Sotto está a punto de culminar en La Habana el rodaje de Boccaccerías mías, su cuarto largometraje de ficción, el cual fue antecedido por los titulados Pon tu pensamiento en mí (1995),Amor vertical (1997) y La noche de los inocentes (2007), este último en coproducción con Italia.
Durante estos años una obra documental mucho más extensa ha mantenido tras las cámaras al cineasta, autor también del libro Conversaciones al lado de Cinecittá, publicado por Ediciones ICAIC en 2010.
La película que ahora lo ocupa -y que piensa concluir a finales de 2013- parte de un proyecto fallido con cuentos de Giovanni Boccaccio: El Decamerón habanero, que habría de ser dirigido por un grupo de directores del patio, dijo en entrevista concedida en exclusiva a Cubacine.
“Jorge Perugorría decidió hacer Se vende, que era su cuento. Lo convirtió en un largometraje. Yo había adaptado otros dos cuentos. Entonces, lo que hice fue escribir un tercero para armar una película de hora y media que tuviera esa estructura, y a partir del guión quise usar el título de Boccaccerías mías: mi propia visión del Decamerón”.
Con ella, afirma el director, se introduce por vez primera en la comedia como género.
“Normalmente la crítica ha considerado como comedias las películas que he hecho, pero en realidad han sido dramas que le han provocado risas a la gente. Por primera vez sí me he planteado escribir una comedia con los elementos propios del género. En este caso es una película de tres cuentos cuyo hilo conductor es un escritor que está en una crisis imaginativa y recibe en su casa a personas que le cuentan historias. Son tres cuentos inspirados en el Decamerón, de ahí el título. Dos de ellos propiamente escritos por Boccaccio y trasladados a la realidad cubana actual y un tercero que lo escribí tratando de mantener el tono de los otros dos en términos del género comedia”, comenta Sotto.
¿Cómo ha sido el tratamiento dado al humor?
“La intensión es dar un espectáculo cinematográfico que de gusto, placer. No es buscar la sonrisa, o la risa o el humor en una visión muy crítica de la realidad, como ha sido en otras películas. Es usar la realidad para reflexionar, a partir de la propia sonrisa. El acento está más en las situaciones, en los sucesos, en las peripecias que tienen las historias, que en la realidad como escenario global de la película”.
¿Cómo queda plasmado en el filme el erotismo presente en la obra de Boccaccio?
“No hay escenas de sexo, ni nada de eso. Es una película que aspira más que a un erotismo a una sensualidad. Por supuesto, hay desnudos porque están en la obra de Boccaccio. Obviamente hay un referente importante que es el Decamerón hecho por Passolini que fue y es una película importante. Pero todo está planteado con mucha sensualidad, con un erotismo que se debe de respirar en la película.”
Háblenos de los actores que participan en la película.
“Es un elenco grande porque son tres cuentos, y no quería repetir ningún actor. A diferencia de otras películas que tienen una estructura de cuentos, esta no está pensada con actores o con personajes que cruzan de una historia a otra. En este caso los cuentos son unidades dramáticas en sí mismas que empiezan y concluyen con un elenco diferente en cada uno de ellos.”
“Entonces, son alrededor de cincuenta actores. Muchos con experiencia en el cine, en el teatro, en la televisión, y también mucha gente joven. Mucha gente que empieza y que esta es su primera experiencia.”
“Está Jorge Perugorría, que hace una actuación especial; Luis Alberto García, Mario Guerra, Daniel Amat, Félix Beatón, Zulema Cruz, Yadier Fernández, Yerlín Pérez…”
“En realidad no son grandes personajes los que van a encarnar porque como los cuentos comienzan y concluyen, no hay mucho tiempo para construirlos. No es una hora y media para que el espectador vea como empieza y como concluye un personaje. Por eso trabajamos mucho con estereotipos, para que el espectador sepa enseguida de qué va la historia, y que es lo que se quiere plantear con ese personaje.”
Usted mismo asume en la película un personaje, el de ‘El escritor’.
“Sí, actúo también y es la primera vez que lo hago. Justamente porque, si voy a usar un título como Boccaccerías mías, me parecía consecuente actuar como ese escritor que está en una crisis y le vienen a contar las historias que luego él se imagina.”
“Casi siempre es el escritor quien ve las historias. Es como una relación mía con ese personaje y decidí actuar por eso.”
Acerca de la banda sonora, a cargo del ingeniero Diego Javier Figueroa, Sotto señaló a Cubacine: “La banda sonora va a ser bastante realista. La intensión de la comedia no está en buscar determinados gags o determinados efectos, tanto a nivel dramático como sonoro.
“Las situaciones son las que deben conducir, no a la risa o la carcajada, pero sí a la sonrisa. Como dije anteriormente, para mí es muy importante que en Cuba el espectador disfrute la película, le guste. Que sea una película bella, que sea una película hermosa y que la gente salga feliz del cine. Es a lo que yo aspiro: que haya un disfrute, un placer cuando el espectador se enfrente con la película”, comentó el director.
Al referirse al modo en que concibió la fotografía, encargada a Alejandro Pérez, el cineasta apuntó: “Los tres cuentos son muy diferentes, tanto a nivel sonoro como a nivel fotográfico. Están diferenciados en las historias, en la puesta en escena y en el enfoque de la fotografía.
“El primer cuento, que nosotros llamamos Los primos, es sobre una familia cubana típica. Casi todos en una casa, con una boda. Es la típica historia del equívoco, del suspenso en plan de comedia en el que el espectador conoce cosas que los personajes no saben.”
“Ese está planteado con una luz muy natural, muy clásica; con una cámara que casi siempre lo que está intentando es de retratar la realidad de esos personajes.”
“El segundo, que se llama No te lo vas a creer, ocurre la mayor parte del tiempo de noche. Es la historia de un baúl que va rodando toda una madrugada por La Habana. Es un cuento con una cámara en mano, muy viva, muy activa.”
“El tercero es Una historia del tabaco y en él la acción se desarrolla dentro de una fábrica de tabacos. El planteamiento fotográfico es con una luz muy cálida como para transmitir el aroma del tabaco. La cámara se mueve pero en dolly. Es un cuento muy descriptivo en el orden plástico”.
¿Todo el argumento de la película se desarrolla en La Habana?
“Desgraciadamente sí porque a mí me gustaría mucho filmar historias del interior. Lo hice un poco con el documental Bretón es un bebé en el que me volqué en cierta medida hacia el interior del país porque creo que hay muchas zonas de silencio en la cinematografía cubana, pero la situación de los costos siempre hace que estemos filmando en La Habana.”
¿Muchas dificultades en el rodaje de Boccaccerías…?
“Hemos tenido muchas dificultades típicas de la producción en Cuba. Encontrar una jaula para un león es dificilísimo. Encontrar al león, más difícil todavía. Cuando creo que hay un problema muy grave, al día siguiente aparece otro peor, pero estamos haciendo la película y está quedando bien. Estoy muy contento con la calidad de la imagen, con los actores. A pesar de las dificultades estamos avanzando y eso es lo importante.”
“Hace días estábamos filmando una escena de una boda en el Restaurante 1830 y nos entró un frente frío. La lluvia nos atrasó… Yo hablaba con el fotógrafo y le decía: ¿Tú sabes por qué nos pasan estas cosas? Porque estamos haciendo cine. Si no estuviéramos haciendo cine, sería la lluvia de un día cualquiera, otro día nublado.”
“Entonces, nada me hace más feliz que levantarme a las cinco de la mañana a enfrentar todos esos obstáculos, porque quiere decir que estoy haciendo cine.”
Fuente: CUBACINE. El Portal del ICAIC. www.cubacine.cult.cu