lunes, 2 de marzo de 2015

La pared con la palabra independiente

Un viejo refrán dice que las paredes tienen oídos, sin embargo, las del realizador cubano Fernando Pérez, tienen mensajes escritos. Del director de Clandestinos (1988), Madagascar (1994), La vida es silbar (1998), Suite Habana (2003) y José Martí: el ojo del canario (2010), entre otras, nos llega a los cines de La Habana: La Pared de las Palabras.

Este largometraje fue presentado durante el pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, con una gran acogida por parte del público y la crítica de manera general.
La historia nos cuenta la vida de Luis, un muchacho que desde su infancia padece una distonía y le resulta imposible comunicarse a través de las palabras o el lenguaje corporal. Con un elenco integrado por Jorge Perrugoría, Isabel Santos, Laura de la Uz y Verónica Lynn entre otros, esta película nos propone una reflexión sobre lo difícil que es el fenómeno de la comunicación humana, el dolor y el sacrificio.

Fernando ¿qué tiene de nuevo esta película, además de la historia que nos propone?

La pared de las palabras es una película que realicé de manera independiente, es mi primera experiencia en ese sentido y era algo que quería hacer desde hace mucho tiempo. Me gusta trabajar con los jóvenes y no es que hacer este tipo de producción sea exclusivo de la juventud, pero si tiene que ver mucho con ellos.

Yo acabo de cumplir 70 años y quise lanzarme a este río para probar también en la práctica lo que uno defiende en la teoría y ha sido, en ese sentido, una experiencia muy enriquecedora.

La trama de la película es un poco atípica, ¿cómo llega esta historia a usted?

Es un filme que considero muy personal, como todas las película que he hecho, pero esta particularmente requiere del espectador un estado de ánimo particular para verla. No porque sea muy complicada desde el punto de vista de su lenguaje, la considero clásica por su narrativa, pero sí por lo que muestra hay que estar un poco preparado y decidir que uno quiere ver una película así.
Gran parte de la misma ocurre en una institución psiquiátrica, hay pacientes discapacitados y esa es una realidad que a veces no resulta agradable de ver. 


¿Por qué decide dar el paso a la producción independiente?

La vida me lo dio así, era el momento de lanzarme a hacer una película independiente y el tema que tenía era ese. La historia llegó porque Jorge Perugorría, el actor protagonista, me llamó y a él le debo la película.
Perugorría me presentó el guión de Zuzel Monné y yo lo leí, me interesó mucho el tema y después trabajé con ella una versión conjunta y ahí decidimos entre Jorge, Camilo Vives y yo, hacer una película independiente. Era el momento que yo sentía que debía hacerla y creo que el tema lo permitía, porque es una película contemporánea y no requiere inversiones en vestuario de época, en escenografías, que hubiesen complicado el proceso de hacerla de esa manera.

¿Cuáles son las ventajas de hacer películas independientes?

Yo creo que eso da para un tema largo, nosotros los cineastas nos estamos reuniendo periódicamente en el Centro Fresa y Chocolate para discutir y plantear nuestros puntos de vista sobre las perspectivas del audiovisual cubano, y por supuesto, la necesidad de reconocer ya definitivamente la importancia y la presencia del cine independiente en Cuba.

Pero de ninguna manera esto quiere decir que se niegue la producción de la industria, solo que son dos maneras de producir que enriquece la filmografía del país, porque se diversifica y la diversidad siempre enriquece.

Y ¿cómo le fue a usted en este modo de producción?

La experiencia particular de filmar de manera independiente fue muy positiva, porque fue muy fluida. Primero fuimos un equipo muy reducido compuesto por casi la mitad de profesionales jubilados, pero con mucho entusiasmo y de jóvenes emprendedores, con mucho entusiasmo también, y lo que predominaba era la necesidad de resolver y la flexibilidad.

Con el cine independiente empieza uno a saltarse procesos institucionales que a veces complican y retardan las dinámicas de producción.

Pero bueno, nuestra aspiración es que el audiovisual cubano logre reafirmarse en la producción independiente, en la existencia de un instituto de cine más flexible y dinámico, y que exista una ley de cine que regule, no que controle la producción independiente.

Fuente: Emisora Habana Radio 2 de marzo de 2015 | Alejandro Rojas | Fotos Alexis Rodríguez