Con la presentación especial del filme Fátima o el parque de la Fraternidad, dirigido por Jorge Perugorría, comenzará esta noche el XXI Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica, que sesionará hasta el próximo día 22 en la ciudad de Camagüey.
El segundo largometraje del versátil actor cubano se estrenó en diciembre último durante el XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, y aunque no alcanzó premios de los jurados, destacó en el segundo lugar de la preferencia del público, detrás de Vestido de novia.
Según prevé el programa de la cita, Mirtha Ibarra, invitada al evento, presentará la película en la cual interpreta a la amiga del protagonista, un travesti (Carlos Enrique Almirante) que sueña con conquistar el mundo del espectáculo y con ser aceptado tal cual es.
En declaraciones hechas por Perugorría durante el festival de La Habana, Fátima…, basada en un cuento homónimo de Miguel Barnet, no intenta ser una película de tema gay, sino un canto a la voluntad para seguir adelante ante la adversidad.
Más que una denuncia a los prejuicios sociales hacia la comunidad homosexual, es una historia para que cualquier ser humano sienta la fuerza de enfrentarse y sobreponerse ante situaciones donde los intenten disminuir como tales, señaló el director.
A la exhibición del filme, en el multicine Casablanca, le antecederá la apertura oficial de la cita, con la inauguración de la escultura Trapiche de luz, de Oscar Rodríguez Lasseria, situada en el centro del Callejón de los Milagros, galería urbana del paseo temático dedicado al séptimo arte.
Por su parte, la gala artística, en ese mismo sitio, estará a cargo del maestro Reynaldo Echemendía, director del Ballet Folklórico de Camagüey.
El evento, único de su tipo en Iberoamérica, comenzará el jueves sus debates, centrados en la producción audiovisual de los años 90 del siglo XX en Cuba.
Encuentro con el director Fernando Pérez y los actores Isabel Santos y Jorge Perugorría
Fernando Pérez es uno de los directores más respetados del cine cubano contemporáneo. Su más reciente película La pared de las palabras se estrena ahora nacionalmente. Antes solo se había proyectado en el Festival de Cine de La Habana en diciembre pasado.
Autor de cintas emblemáticas como Clandestinos, Hello Hemingway, Madagascar, José Martí: el ojo del canario, o Suite Habana, Fernando Pérez convocó a un pequeño grupo de periodista a un encuentro en el Centro Cultural Cinematográfico Fresa y Chocolate.
—¿Si se le pidiera una breve síntesis? “La película es un drama familiar, como deviene disfuncional, pero también establece una asociación con su contexto, con la realidad”.
—¿Cómo surgió el guión? “En mi caso, cada película surge de manera distinta. Esta vez porque Jorge Perugorría me llama y me dice que tiene una vecina, Zuzel Monné, quien había escrito un cuento y lo había convertido en guión. Él me propone dirigir la película si le permitía interpretar al personaje protagónico. Leí el guión, me interesó el tema —el cual nunca pensé tratar porque tenía mucho que ver conmigo y con experiencias personales— y ese fue el impulso. Trabajé entonces el guión final con Zuzel”.
Jorge Perugorría, quien da vida a Luis, el protagonista, y es uno de los productores, acotó que la historia está inspirada en un personaje real, un familiar de la co-guionista. “Así—respondió a la pregunta para esta pagina sobre su método actoral—fui construyendo mi personaje. Fue difícil, un reto. Yo soñaba con trabajar con Fernando y lo logré con un personaje complejo que él hizo más difícil. Ser dirigido por Fernando es una experiencia religiosa, por el rigor”.
Confesó Perugorría que fue todo un desafío, asumido por la total confianza que tiene en el director, lo cual le permitió quedar totalmente expuesto como actor. “La incomunicación es algo terrible. En el rodaje me pasaba con esa angustia.
Uno siente un personaje que va a caminar por el filo de la navaja. Busqué mucha información y luego ya tenía opciones en la cabeza sobre como caminar, mover las manos, todo ese manierismo y Fernando tiene gran talento para dirigir actores, tiene el sentido de ver donde está la verdad”.
Por la enfermedad su personaje tiene un deterioro físico acelerado y debió someterse a una dieta rigurosa. De principio a fin en el filme la coherencia de Perugorría en gestos y reacciones es perfecta.
Isabel Santos encarna a Elena, la madre del protagonista. Comenzó diciendo que ningún personaje se trabaja igual. “Antes de leer este guión le dije que si a Fernando y le pedí que me contara la película, necesitaba escuchar su historia.
Luego leí el guión de un tirón y me conmovió. La familia cubana ha pasado por todo. Esta situación es de la puerta para dentro. Para mi era un reto la edad, ser la madre de Pichi, pero tengo mucha confianza en Fernando. Lo construí a partir del mundo interior y exterior sin maquillaje, poco vestuario, una manera de caminar. El papel del acompañante es muy difícil. Ella ya no llora porque ha agotado el llanto. En este personaje tengo miedo del silencio de esa mujer. Sufrimos mucho en el rodaje en la Quinta Canaria, allí están los olvidados, los que muchos no quieren ver, pero es algo que hay que decir”.
Contó Isabel que el director le impuso un nuevo reto: sumergirse en las profundidades marinas, como años atrás la hizo sobrevolar la ciudad en un globo en La vida es silbar. “Tuve que aprender a bucear y las señas bajo el agua, pero lo mismo hizo él. Cuando lo vi. bajo el agua supe otra vez que es un director que te acompaña en todo y a ese director le dices si a todo”.
La familia disfuncional se completa con Verónica Lynn, la abuela, y Carlos Enrique Almirante, el hermano de Luis. “Cada uno tiene sus razones. Es complicado enfrentar una realidad así, y cada uno defiende su verdad”, apuntó el realizador.
Otro personaje es el de Laura de la Uz quien da vida a Orquídea. “Lo hizo a partir de referencias y visitas a distintos sanatorios y clínicas para estudiar el comportamiento de casos esquizofrénicos. Es el otro extremo, Luis no se expresa y Orquidea no cesa de hablar, aunque disociada”.
No quiero dejar de mencionar —dijo Fernando— los doce actores que interpretan a los pacientes: Por primera vez para mi no les entregué un guión. Ellos estuvieron investigando en la Quinta Canaria y fueron improvisando alrededor de los protagónicos. Está además la colaboración de Maritza Ortega, un síndrome down, a quien encontramos en la institución de La Castellana”.
—¿La banda sonora? “La trabajé con Edesio Alejandro. No utilizamos música incidental que subraye la acción dramática, mas bien son sonoridades. Es una banda sonora que concebimos seca, desprovista de asideros sentimentales”.
—¿Es La pared…una película sobre la incomunicación? “Pienso que tiene varios temas: el de la discapacidad, el dolor, los límites del sacrificio, el cómo una familia puede devenir disfuncional cuando uno de sus miembros es un discapacitado y cómo en el centro de todo eso está el conflicto de la comunicación humana. No quería hacer una película esperanzadora porque el dolor está ahí, pero está la siembra de una semilla por Luis, y también el cuadro del mar de noche que el personaje de Carlos Enrique Almirante lleva a la institución. Para mi es el balance de una película que se abre a la luz y al dolor. Detrás de cada personaje que sufre busco un equilibrio entre luz y sombra”.
El filme, de una hora y cuarenta y cinco minutos de metraje, fue rodado en locaciones de Santa Fé y en la Quinta Canaria. Tiene una exposición lineal y se aprecian los primeros y primerísimos planos que caracterizan al director.
El equipo de realización lo integran en el Guión Fernando Pérez, y Zuzel Monné; Producción General Jorge Perugorría, Camilo Vives; Fotografía: Raúl Pérez Ureta; Edición: Julia Yip; Sonido, Edesio Alejandro, Fernando Pérez y Dirección artística: Erick Grass
—¿Expectativas? “Ahora es el verdadero estreno, no es un festival, empieza su camino ante el público. Cada película es única en sí misma y ésta por su carga de contenido requiere un estado de ánimo especial del espectador”.
Fundamental en La pared de las palabras del Premio Nacional de Cine 2007 Fernando Pérez es la sensibilidad al afrontar el tema de la incomunicación. Es una película que levanta emociones, crea una atmósfera.
Además del estreno nacional, el filme recorrerá otros festivales como el de Cine Global Dominicano y el Havana Film Festival de Nueva York. Fuente:granma.cu | Autor Mireya Castañeda
Un viejo refrán dice que las paredes tienen oídos, sin embargo, las del
realizador cubano Fernando Pérez, tienen mensajes escritos. Del director
de Clandestinos (1988), Madagascar (1994), La vida es silbar (1998),
Suite Habana (2003) y José Martí: el ojo del canario (2010), entre
otras, nos llega a los cines de La Habana: La Pared de las Palabras.
Este largometraje fue presentado durante el pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, con una gran acogida por parte del público y la crítica de manera general.
La historia nos cuenta la vida de Luis, un muchacho que desde su infancia padece una distonía y le resulta imposible comunicarse a través de las palabras o el lenguaje corporal. Con un elenco integrado por Jorge Perrugoría, Isabel Santos, Laura de la Uz y Verónica Lynn entre otros, esta película nos propone una reflexión sobre lo difícil que es el fenómeno de la comunicación humana, el dolor y el sacrificio.
Fernando ¿qué tiene de nuevo esta película, además de la historia que nos propone?
La pared de las palabras es una película que realicé de manera independiente, es mi primera experiencia en ese sentido y era algo que quería hacer desde hace mucho tiempo. Me gusta trabajar con los jóvenes y no es que hacer este tipo de producción sea exclusivo de la juventud, pero si tiene que ver mucho con ellos.
Yo acabo de cumplir 70 años y quise lanzarme a este río para probar
también en la práctica lo que uno defiende en la teoría y ha sido, en
ese sentido, una experiencia muy enriquecedora.
La trama de la película es un poco atípica, ¿cómo llega esta historia a usted?
Es un filme que considero muy personal, como todas las película que he
hecho, pero esta particularmente requiere del espectador un estado de
ánimo particular para verla. No porque sea muy complicada desde el punto
de vista de su lenguaje, la considero clásica por su narrativa, pero sí
por lo que muestra hay que estar un poco preparado y decidir que uno
quiere ver una película así.
Gran parte de la misma ocurre en una
institución psiquiátrica, hay pacientes discapacitados y esa es una
realidad que a veces no resulta agradable de ver.
¿Por qué decide dar el paso a la producción independiente?
La vida me lo dio así, era el momento de lanzarme a hacer una película independiente y el tema que tenía era ese. La historia llegó porque Jorge Perugorría, el actor protagonista, me llamó y a él le debo la película.
Perugorría me presentó el guión de Zuzel Monné y yo lo leí, me interesó mucho el tema y después trabajé con ella una versión conjunta y ahí decidimos entre Jorge, Camilo Vives y yo, hacer una película independiente. Era el momento que yo sentía que debía hacerla y creo que el tema lo permitía, porque es una película contemporánea y no requiere inversiones en vestuario de época, en escenografías, que hubiesen complicado el proceso de hacerla de esa manera.
¿Cuáles son las ventajas de hacer películas independientes?
Yo creo que eso da para un tema largo, nosotros los cineastas nos estamos reuniendo periódicamente en el Centro Fresa y Chocolate para discutir y plantear nuestros puntos de vista sobre las perspectivas del audiovisual cubano, y por supuesto, la necesidad de reconocer ya definitivamente la importancia y la presencia del cine independiente en Cuba.
Pero de ninguna manera esto quiere decir que se niegue la producción de la industria, solo que son dos maneras de producir que enriquece la filmografía del país, porque se diversifica y la diversidad siempre enriquece.
Y ¿cómo le fue a usted en este modo de producción?
La experiencia particular de filmar de manera independiente fue muy positiva, porque fue muy fluida. Primero fuimos un equipo muy reducido compuesto por casi la mitad de profesionales jubilados, pero con mucho entusiasmo y de jóvenes emprendedores, con mucho entusiasmo también, y lo que predominaba era la necesidad de resolver y la flexibilidad.
Con el cine independiente empieza uno a saltarse procesos institucionales que a veces complican y retardan las dinámicas de producción.
Pero bueno, nuestra aspiración es que el audiovisual cubano logre reafirmarse en la producción independiente, en la existencia de un instituto de cine más flexible y dinámico, y que exista una ley de cine que regule, no que controle la producción independiente.
Fuente: Emisora Habana Radio 2 de marzo de 2015 | Alejandro Rojas | Fotos Alexis Rodríguez