miércoles, 28 de agosto de 2013
Jorge Perugorría dice nuevamente: ¡Acción!
Por Ailyn Martín Pastrana
Por estos días se rueda en La Habana la cinta Fátima, o el Parque de la Fraternidad –título de producción–, largometraje que asume Jorge Perugorría. El material es coproducido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la productora NMP –sociedad anónima.
En el primer adelanto que tiene Cubacine sobre esta producción, se confirmó que la película pulsa las cuerdas del drama, aunque “todo el mundo conoce a Perugorría por haber hecho comedias, y algunos documentales sobre música”, según comentó Rafael Rosales, primer asistente de dirección de la cinta.
La trama se desarrolla en la actualidad, pero tiene numerosos flashbacks, que corresponden a las memorias de la protagonista. “Se ve toda su adolescencia, su juventud, y cómo se convierte en un travesti”, adelantó el entrevistado.
El material tendrá una carga emocional muy fuerte, ya que está basado en un personaje real llevado a la literatura por el escritor cubano Miguel Barnet. Dicho cuento ganó hace dos años el reconocido Premio Juan Rulfo. Barnet es una firma reconocida en el cine nacional, ya que la cinta La Belladel Alhambra(Enrique Pineda Barnet, 1989) está basada en su novela Canción de Rachel (1969).
El guion de Fátima…, asumido por Fidel Orta, trascurre en un día de la vida del protagonista. Al decir de Rosales, “no es una película sobre el travestismo, no es una película sobre los homosexuales. Tiene un tema universal: cómo un ser humano puede enfrentarse a las dificultades del medio que lo rodea, para ser la persona que desea, para sacar adelante su personalidad. Para mí, eso es lo fundamental de esta película. La moraleja de la cinta es que el ser humano debe ser tolerado siempre, por encima de las diferencias”.
Entre las principales locaciones figuran el Parque de la Fraternidad, y lugares cercanos a este céntrico punto de la capital habanera. Las secuencias que corresponden a la juventud de Manolito/Fátima, que en el texto original se ubican en Madruga (Matanzas), se rodarán en la provincia de Artemisa.
El plan de rodaje está distribuido en seis semanas, según Rosales, quien agregó que “es una película aparentemente corta, pero no es así; lo que sucede es que tenemos una locación donde suceden muchas cosas y no hay cambio de vestuario, lo cual ayuda en la rapidez del trabajo”.
Perugorría, quien cuenta en su carrera con un sinnúmero de actuaciones y tres largometrajes bajo su firma (Afinidades, 2010; Amor Crónico, 2012; y Se vende, 2012), dirigirá en esta ocasión al joven Carlos Enrique Almirante, protagonista absoluto del filme.
Almirante ha incursionado en cintas como Páginas del diario de Mauricio (2006), de Manuel Pérez Paredes; y Madrigal (2007), de Fernando Pérez. Este es su primer gran papel en el cine.
Otros rostros conocidos del cine cubano se suman a esta producción. La veterana actriz Mirtha Ibarra hará una aparición especial, al interpretar a una amiga de Fátima. Por su parte, Broselianda Hernández y Néstor Jiménez serán los padres de la protagonista; y Tomás Cao, el novio.
También estarán bajo la dirección de Perugorría la cantante Cucú Diamante –protagonista de su cintaAmor crónico– y el actor Jazz Vilá, quienes interpretarán a Salmón y Katiuska, amigas travestis de Fátima.
Completan el elenco Mario Guerra, Patricio Wood, Leonardo Benítez, Rodolfo Faxa, René de la Cruz, Félix Beatón, y Andros Perugorría.
El equipo técnico de Fátima está integrado por el director de fotografía Alberto Granados; el director de arte Erick Grass; la maquillista Magdalena Álvarez; la directora de casting Livia Batista; el director de producción Francisco Álvarez; el sonidista Rubén Valdés; el operador de cámara Julio Simoneau, la script o anotadora Sanila Rodríguez; y el músico Ernán López-Nussa.
Fuente: www.cubacine.cult.cu
Etiquetas:
Dirección,
Fátima o El Parque de la Fraternidad,
filmación
lunes, 26 de agosto de 2013
CUBA EN SUBASTA
Por Maikel Iglesias Rodríguez
Si el pasado de Cuba ya ha sido vendido, en un negocio en que sus accionistas principales, quedaron petrificados durante largas y angustiosas décadas, dejando a gran parte de su pueblo a la deriva, en esa triste condición de los que sienten y/o disienten, sentimientos demasiado raros, en cuanto a sus contemporáneas existencias; ¿quién se atreve a apostar de nuevo el alma en pos de su futuro? De eso trata, Se vende, una reciente película de realización cubana, la cual lleva las marcas de fábrica, del prestigioso actor, ahora también guionista y director, Jorge Perugorría.
No es esta una historia cualquiera de amor y de humor, como las últimas que han desfilado por la deprimida pasarela del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), y el floreciente pero aún restringido, caudal de la filmografía autónoma que se despliega en esta isla. Su asunto de fondo, es nuestra sobrevida, y queda expuesto de forma singular, a la mirada pública más crítica o ingenua, desde la desnudez de algunos personajes que se interconectan, a merced de aquellos sentimientos más sublimes y enigmáticos. A ellos los liga el hecho de hallarse implicados, en una realidad donde la frustración y el desaliento, marcan el ritmo de toda una época.
Creo que estamos en presencia de una obra que denota madurez y compromiso intelectual y ético, puesto que ha sido capaz de abrir nuevos espacios para la comprensión humana. A diferencia de otros filmes, donde el conflicto de los egos, la prisa y las múltiples carestías materiales, con las que tienen que lidiar habitualmente, no solo los cineastas cubanos, sino su público esencial; Jorge Perugorría ha conseguido de su elenco, una encarnación en las temáticas fundamentales, de los últimos quinquenios grises, pardos y negros, que han dejado en bancarrota a gran parte de la sensibilidad de las cubanas y cubanos.
En buena medida, adjudico este éxito, a la justa mixtura entre los veteranos de la actuación, sin subestimar el medio en que se han desempeñado antes; con artistas de nueva inserción en el espectro representativo, del cine cubano post novísimo. El binomio concertado con exquisitez, ternura y elocuencia, entre Dailenys Fuentes y Yuliet Cruz, dos grandes amigas por lo menos en, Se vende, a pesar de sus historias desiguales; las cuales asumen de forma convincente, los nombres y las almas de Nácar y Pilar, para intentar sobrevivir en comunión estrecha, a la debacle de los sueños nacionales, a la soledad heroica del ser cubano, y a la tortura incandescente de habitar en una isla donde los aniversarios, pareciera que transcurren en retrospectivas.
Son Nácar y Pilar dos alusiones a la purificación y la audacia. Dailenys y Yuliet en forma sucesiva, dos nuevas heroínas de nuestra cinemateca actual, que ya revitalizan una tradición notable y universalizada por algunos nombres entre los que sobresalen, Mirtha Ibarra y Beatriz Valdés, divas por excelencia del séptimo arte latinoamericano; por cierto, la primera, diserta en esta cinta al figurar en un espacio imaginario de ultratumba, con un sentido tierno, desprejuiciado y yo diría también, profético, cuando representa en el papel de la progenitora de Nácar, a una suerte de mami nacional e histórica, a una madre que descuella desde la raíz misma de la Patria.
Considero que los diálogos de la película, pudieron matizarse con otras semblanzas inherentes a sicologías distintas u otros temperamentos de la cubanidad, lo que sin dudas podría haberle conferido un sustrato más trascendental, más comunicativo con las diversas y complejas realidades de este mundo; tal vez se limitaron un tanto a discernir sobre la vox populi y en su intención, desperdiciaron algunos contrastes reflexivos, que aunque se hallen en franca minoría en el país, son indicadores de la diferencia. No me agradaron tampoco algunos planos reiterados, en los que se explayan similares escenas, sobre la infinita fotogenia de La Habana, y el viaje del cosmos macroscópico al cosmos sutil.
En cambio debo subrayar el fino uso de la simbología, que lleva a los protagonistas, en una cuerda floja casi todo el tiempo sin desequilibrarse. La carrera de los hombres con los cubos de agua sobre sus cabezas, la cola interminable de la gente, para comprar los ajuares de una parca que se agota, como si fueran alimentos, calzados y vestidos primordiales. El dedo inquisidor de un padre que se muere tan profundamente, que al ser desenterrado reaparece en calidad de momia adicta a las galerías. Ayuda a pensar a los cinéfilos, la osada decisión de una joven mujer llamada Nácar, que tiene la necesidad de poner a la venta, la bóveda de su familia, porque el espíritu de su mamá, experta en los misterios de la supervivencia, se lo suplica: “-Lo importante es estar vivos, si tenemos que sacrificar a los muertos para darles de comer a los vivos, lo haremos…” Este mensaje se replica varias veces en la obra, en la voz y el corazón de la siempre genial Mirtha Ibarra. Y es un extraordinario ruego que inspira el crecimiento de su hija, así como el impulso o la resolución punzante, con el propósito de llegar a un punto en que el dolor y la angustia que produce la existencia, no la mantenga secuestrada en un laboratorio. La exhortación de su madre es un bravo a la vida y al descubrimiento del amor.
Lo esencial de este filme es que a pesar de que empieza en las nubes, y termina con un cuadro que se enfoca en la necrópolis más grande y frecuentada de todas las que puedan coexistir en Cuba; no es una apología de la muerte su guión, sino una nueva perspectiva rumbo a la verdad, y más que nada desde el centro de la vida. De Jorge Perugorría debo reconocer las virtudes de un hombre que ha nacido para el bien del cine. En Fresa y chocolate nos iluminó con Diego, un artista tan incomprendido y culto como homosexual; ahora vuelve a las salas con un heterosexual, también artista y formidable en su arquetipo de Noel, al cual suma la proeza de escribir y dirigir.
La banda sonora que anima esta película, cumple a mi juicio, la difícil encomienda de dotar de alas, a cada una de las imágenes que se proyectan irónicas o propensas al sarcasmo, eróticas, lujuriosas o románticas, patéticas, lúdicas y en fin, meditativas; durante el tiempo que transcurre la obra. Tiene un apreciable pluralismo, que resulta muy hábil en combinar, las melodías clásicas con las más populares, la armonía de alto vuelo poético con los ritmos cotidianos. Resalto en este acápite, la vuelta del mejor Carlos Varela con el tema elegido para el cierre; al renovado y versátil Polito Ibáñez con su aguda mezcla; además de “Los Van Van”, que siguen conectando como excepcional orquesta, con el inagotable espíritu bailador de esta nación.
Es archiconocido que en asuntos de negocios, nadie compra lo que no se vende, nadie vende lo que no se anuncia y, suele venderse peor lo que se anuncia mal, que aquello que se ha promovido con inteligencia, belleza y bondad; pero Se vende, tiene el encanto de atraer al público, porque ayuda a que pensemos más desprejuiciados, sobre el profundo misterio del amor, la muerte, la amistad y la supervivencia. Permite hacer conscientes a los espectadores, de que no todo lo que en este mundo irrumpe en el mercado, se vende o se subasta, tiene garantías de ser valedero.
Recalco dos escenas memorables que son protagonizadas por Dailenys Fuentes. En ambas, una chica con nombre de jabón o sustancia iridiscente de las caracolas, o sea, Nácar; emite sendos gritos magistrales que retumban en los tímpanos de los escenarios múltiples de nuestra Isla y su Diáspora, más allá de la histeria o la impotencia. Cabe la posibilidad de que se intuya en ellos, que el eco de algún personaje angustioso, salido de la eximia paleta del noruego Edvard Munch, haya rebotado por azares en la Cuba de hoy; y una vez que encalló en sus ardorosas playas, pudo ser capaz de transformarse en un enérgico espasmo, que suelta con urgencia sus clamores, a la madre divina de toda la Creación.
Maikel Iglesias Rodríguez (Pinar del Río, 1980)
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Si el pasado de Cuba ya ha sido vendido, en un negocio en que sus accionistas principales, quedaron petrificados durante largas y angustiosas décadas, dejando a gran parte de su pueblo a la deriva, en esa triste condición de los que sienten y/o disienten, sentimientos demasiado raros, en cuanto a sus contemporáneas existencias; ¿quién se atreve a apostar de nuevo el alma en pos de su futuro? De eso trata, Se vende, una reciente película de realización cubana, la cual lleva las marcas de fábrica, del prestigioso actor, ahora también guionista y director, Jorge Perugorría.
No es esta una historia cualquiera de amor y de humor, como las últimas que han desfilado por la deprimida pasarela del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), y el floreciente pero aún restringido, caudal de la filmografía autónoma que se despliega en esta isla. Su asunto de fondo, es nuestra sobrevida, y queda expuesto de forma singular, a la mirada pública más crítica o ingenua, desde la desnudez de algunos personajes que se interconectan, a merced de aquellos sentimientos más sublimes y enigmáticos. A ellos los liga el hecho de hallarse implicados, en una realidad donde la frustración y el desaliento, marcan el ritmo de toda una época.
Creo que estamos en presencia de una obra que denota madurez y compromiso intelectual y ético, puesto que ha sido capaz de abrir nuevos espacios para la comprensión humana. A diferencia de otros filmes, donde el conflicto de los egos, la prisa y las múltiples carestías materiales, con las que tienen que lidiar habitualmente, no solo los cineastas cubanos, sino su público esencial; Jorge Perugorría ha conseguido de su elenco, una encarnación en las temáticas fundamentales, de los últimos quinquenios grises, pardos y negros, que han dejado en bancarrota a gran parte de la sensibilidad de las cubanas y cubanos.
En buena medida, adjudico este éxito, a la justa mixtura entre los veteranos de la actuación, sin subestimar el medio en que se han desempeñado antes; con artistas de nueva inserción en el espectro representativo, del cine cubano post novísimo. El binomio concertado con exquisitez, ternura y elocuencia, entre Dailenys Fuentes y Yuliet Cruz, dos grandes amigas por lo menos en, Se vende, a pesar de sus historias desiguales; las cuales asumen de forma convincente, los nombres y las almas de Nácar y Pilar, para intentar sobrevivir en comunión estrecha, a la debacle de los sueños nacionales, a la soledad heroica del ser cubano, y a la tortura incandescente de habitar en una isla donde los aniversarios, pareciera que transcurren en retrospectivas.
Son Nácar y Pilar dos alusiones a la purificación y la audacia. Dailenys y Yuliet en forma sucesiva, dos nuevas heroínas de nuestra cinemateca actual, que ya revitalizan una tradición notable y universalizada por algunos nombres entre los que sobresalen, Mirtha Ibarra y Beatriz Valdés, divas por excelencia del séptimo arte latinoamericano; por cierto, la primera, diserta en esta cinta al figurar en un espacio imaginario de ultratumba, con un sentido tierno, desprejuiciado y yo diría también, profético, cuando representa en el papel de la progenitora de Nácar, a una suerte de mami nacional e histórica, a una madre que descuella desde la raíz misma de la Patria.
Considero que los diálogos de la película, pudieron matizarse con otras semblanzas inherentes a sicologías distintas u otros temperamentos de la cubanidad, lo que sin dudas podría haberle conferido un sustrato más trascendental, más comunicativo con las diversas y complejas realidades de este mundo; tal vez se limitaron un tanto a discernir sobre la vox populi y en su intención, desperdiciaron algunos contrastes reflexivos, que aunque se hallen en franca minoría en el país, son indicadores de la diferencia. No me agradaron tampoco algunos planos reiterados, en los que se explayan similares escenas, sobre la infinita fotogenia de La Habana, y el viaje del cosmos macroscópico al cosmos sutil.
En cambio debo subrayar el fino uso de la simbología, que lleva a los protagonistas, en una cuerda floja casi todo el tiempo sin desequilibrarse. La carrera de los hombres con los cubos de agua sobre sus cabezas, la cola interminable de la gente, para comprar los ajuares de una parca que se agota, como si fueran alimentos, calzados y vestidos primordiales. El dedo inquisidor de un padre que se muere tan profundamente, que al ser desenterrado reaparece en calidad de momia adicta a las galerías. Ayuda a pensar a los cinéfilos, la osada decisión de una joven mujer llamada Nácar, que tiene la necesidad de poner a la venta, la bóveda de su familia, porque el espíritu de su mamá, experta en los misterios de la supervivencia, se lo suplica: “-Lo importante es estar vivos, si tenemos que sacrificar a los muertos para darles de comer a los vivos, lo haremos…” Este mensaje se replica varias veces en la obra, en la voz y el corazón de la siempre genial Mirtha Ibarra. Y es un extraordinario ruego que inspira el crecimiento de su hija, así como el impulso o la resolución punzante, con el propósito de llegar a un punto en que el dolor y la angustia que produce la existencia, no la mantenga secuestrada en un laboratorio. La exhortación de su madre es un bravo a la vida y al descubrimiento del amor.
Lo esencial de este filme es que a pesar de que empieza en las nubes, y termina con un cuadro que se enfoca en la necrópolis más grande y frecuentada de todas las que puedan coexistir en Cuba; no es una apología de la muerte su guión, sino una nueva perspectiva rumbo a la verdad, y más que nada desde el centro de la vida. De Jorge Perugorría debo reconocer las virtudes de un hombre que ha nacido para el bien del cine. En Fresa y chocolate nos iluminó con Diego, un artista tan incomprendido y culto como homosexual; ahora vuelve a las salas con un heterosexual, también artista y formidable en su arquetipo de Noel, al cual suma la proeza de escribir y dirigir.
La banda sonora que anima esta película, cumple a mi juicio, la difícil encomienda de dotar de alas, a cada una de las imágenes que se proyectan irónicas o propensas al sarcasmo, eróticas, lujuriosas o románticas, patéticas, lúdicas y en fin, meditativas; durante el tiempo que transcurre la obra. Tiene un apreciable pluralismo, que resulta muy hábil en combinar, las melodías clásicas con las más populares, la armonía de alto vuelo poético con los ritmos cotidianos. Resalto en este acápite, la vuelta del mejor Carlos Varela con el tema elegido para el cierre; al renovado y versátil Polito Ibáñez con su aguda mezcla; además de “Los Van Van”, que siguen conectando como excepcional orquesta, con el inagotable espíritu bailador de esta nación.
Es archiconocido que en asuntos de negocios, nadie compra lo que no se vende, nadie vende lo que no se anuncia y, suele venderse peor lo que se anuncia mal, que aquello que se ha promovido con inteligencia, belleza y bondad; pero Se vende, tiene el encanto de atraer al público, porque ayuda a que pensemos más desprejuiciados, sobre el profundo misterio del amor, la muerte, la amistad y la supervivencia. Permite hacer conscientes a los espectadores, de que no todo lo que en este mundo irrumpe en el mercado, se vende o se subasta, tiene garantías de ser valedero.
Recalco dos escenas memorables que son protagonizadas por Dailenys Fuentes. En ambas, una chica con nombre de jabón o sustancia iridiscente de las caracolas, o sea, Nácar; emite sendos gritos magistrales que retumban en los tímpanos de los escenarios múltiples de nuestra Isla y su Diáspora, más allá de la histeria o la impotencia. Cabe la posibilidad de que se intuya en ellos, que el eco de algún personaje angustioso, salido de la eximia paleta del noruego Edvard Munch, haya rebotado por azares en la Cuba de hoy; y una vez que encalló en sus ardorosas playas, pudo ser capaz de transformarse en un enérgico espasmo, que suelta con urgencia sus clamores, a la madre divina de toda la Creación.
Maikel Iglesias Rodríguez (Pinar del Río, 1980)
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
domingo, 25 de agosto de 2013
Jorge Perugorría regresa a La Habana a dirigir película
Por: Raquel Martori/EFE
El actor que protagonizó "Fresa y Chocolate" regresa a La Habana a dirigir el filme de tema gay "Fátima o el Parque de la Fraternidad"
La Habana — El actor cubano Jorge Perugorría vuelve a dirigir y esta vez se ha lanzado a rodar en La Habana el filme de tema gay "Fátima o el Parque de la Fraternidad", dos décadas después de encarnar al homosexual Diego en la película que lo lanzó a la fama, "Fresa y Chocolate".Por tercera vez en su carrera cinematográfica, después de "Amor crónico" y "Se vende", Perugorría asume la dirección en solitario de un largometraje.
Lo singular ahora es que este proyecto tiene como personaje central a "Fátima", al que considera "fascinante" por su "optimismo contagioso", que le permitirá ofrecer una visión diferente a la de otras películas cubanas, y actualizada.
En un portal de la calle Galiano, en la populosa barriada de Centro Habana, Perugorría y su equipo filman la secuencia en la que se acaban de conocer "Fátima" y "Vaselina", los protagonistas de una historia de amor entre homosexuales.
"Lo que más me interesa de Fátima y lo que creo que pueda ser diferente de otras películas cubanas que han abordado el tema gay, es que este es un personaje de un optimismo desbordante, que alimenta su autoestima para enfrentar los problemas", declaró Perugorría durante el rodaje.
Para el cineasta, este personaje es un ejemplo "fantástico" de una persona "con esas ganas de vivir, cargada de energías positivas con las que enfrenta todos los problemas que se le pueden presentar a un homosexual que vive en una sociedad machista como la cubana".
Perugorría recuerda a Diego, su personaje de "Fresa y chocolate" (1993) y advierte de que es "interesante" la diferencia respecto al momento en el que transcurre la película que está filmando.
"En los años noventa Cuba todavía era un país muy intolerante no solamente con los homosexuales sino con los que eran diferentes, y 'Fresa y chocolate' hablaba fundamentalmente sobre la intolerancia y abogaba por el respeto a la diferencia", señaló.
El actor y realizador cree que ahora "es otra la realidad y el contexto", que hay cambios para la comunidad gay, aunque todavía "quedan prejuicios culturales que son difíciles de cambiar", pero a nivel de respeto y de oportunidades para los homosexuales en este momento ve a Cuba como un país "mucho más tolerante".
"Fátima o el Parque de la Fraternidad", título provisional de la película, está inspirada en un cuento del escritor cubano Miguel Barnet, que ganó el premio "Juan Rulfo" auspiciado por Radio Francia Internacional, un premio que han ganado otros escritores cubanos.
El actor que protagonizó "Fresa y Chocolate" regresa a La Habana a dirigir el filme de tema gay "Fátima o el Parque de la Fraternidad"
La Habana — El actor cubano Jorge Perugorría vuelve a dirigir y esta vez se ha lanzado a rodar en La Habana el filme de tema gay "Fátima o el Parque de la Fraternidad", dos décadas después de encarnar al homosexual Diego en la película que lo lanzó a la fama, "Fresa y Chocolate".Por tercera vez en su carrera cinematográfica, después de "Amor crónico" y "Se vende", Perugorría asume la dirección en solitario de un largometraje.
Lo singular ahora es que este proyecto tiene como personaje central a "Fátima", al que considera "fascinante" por su "optimismo contagioso", que le permitirá ofrecer una visión diferente a la de otras películas cubanas, y actualizada.
En un portal de la calle Galiano, en la populosa barriada de Centro Habana, Perugorría y su equipo filman la secuencia en la que se acaban de conocer "Fátima" y "Vaselina", los protagonistas de una historia de amor entre homosexuales.
"Lo que más me interesa de Fátima y lo que creo que pueda ser diferente de otras películas cubanas que han abordado el tema gay, es que este es un personaje de un optimismo desbordante, que alimenta su autoestima para enfrentar los problemas", declaró Perugorría durante el rodaje.
Para el cineasta, este personaje es un ejemplo "fantástico" de una persona "con esas ganas de vivir, cargada de energías positivas con las que enfrenta todos los problemas que se le pueden presentar a un homosexual que vive en una sociedad machista como la cubana".
Perugorría recuerda a Diego, su personaje de "Fresa y chocolate" (1993) y advierte de que es "interesante" la diferencia respecto al momento en el que transcurre la película que está filmando.
"En los años noventa Cuba todavía era un país muy intolerante no solamente con los homosexuales sino con los que eran diferentes, y 'Fresa y chocolate' hablaba fundamentalmente sobre la intolerancia y abogaba por el respeto a la diferencia", señaló.
El actor y realizador cree que ahora "es otra la realidad y el contexto", que hay cambios para la comunidad gay, aunque todavía "quedan prejuicios culturales que son difíciles de cambiar", pero a nivel de respeto y de oportunidades para los homosexuales en este momento ve a Cuba como un país "mucho más tolerante".
"Fátima o el Parque de la Fraternidad", título provisional de la película, está inspirada en un cuento del escritor cubano Miguel Barnet, que ganó el premio "Juan Rulfo" auspiciado por Radio Francia Internacional, un premio que han ganado otros escritores cubanos.
Etiquetas:
Dirección,
Fátima o El Parque de la Fraternidad,
filmación
lunes, 19 de agosto de 2013
Comenzó rodaje de filme dirigido por Jorge Perugorría
Fátima o el Parque de la Fraternidad, nombre provisional del nuevo proyecto de dirección del reconocido cineasta cubano, Jorge Perugorría, comenzó a filmarse en locaciones de La Habana, informaron a la AIN fuentes del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.
Inspirada en el cuento homónimo de Miguel Barnet, laureado con el Premio Juan Rulfo, la cinta tendrá como protagonista a Carlos Enrique Almirante y contará con las actuaciones de Broselianda Hernández, Néstor Jiménez, Tomás Cao y Mirtha Ibarra, entre otras primeras figuras del cine en la Isla.
La película está prevista para rodarse en seis semanas y tendrá como director de fotografía a Ernesto Granados.
“Fátima…” es la historia de un travestido que ronda las calles de La Habana, y aunque mucho ya se ha hablado sobre la temática homosexual, espero dar una visión personal, dijo a la AIN el recordado Diego de Fresa y Chocolate (1993), durante la presentación de Se Vende, su más reciente filme terminado.
Reconocido como el actor más internacional de la cinematografía de la Isla, el realizador insistió en la calidad de la historia, y aseguró sentirse satisfecho con el trabajo hecho por Fidel Orta en el guión.
Con una extensa filmografía, que incluye su participación en importantes piezas cubanas y extranjeras, Perugorría también se destaca por incursionar en la pintura, la escultura y más recientemente en la dirección, con títulos como el docudrama Amor Crónico y el largometraje Afinidades.
Fuente: AIN
Inspirada en el cuento homónimo de Miguel Barnet, laureado con el Premio Juan Rulfo, la cinta tendrá como protagonista a Carlos Enrique Almirante y contará con las actuaciones de Broselianda Hernández, Néstor Jiménez, Tomás Cao y Mirtha Ibarra, entre otras primeras figuras del cine en la Isla.
La película está prevista para rodarse en seis semanas y tendrá como director de fotografía a Ernesto Granados.
Reconocido como el actor más internacional de la cinematografía de la Isla, el realizador insistió en la calidad de la historia, y aseguró sentirse satisfecho con el trabajo hecho por Fidel Orta en el guión.
Con una extensa filmografía, que incluye su participación en importantes piezas cubanas y extranjeras, Perugorría también se destaca por incursionar en la pintura, la escultura y más recientemente en la dirección, con títulos como el docudrama Amor Crónico y el largometraje Afinidades.
Fuente: AIN
Etiquetas:
Dirección,
Fátima o El Parque de la Fraternidad,
filmación,
Películas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)