miércoles, 16 de septiembre de 2009

Encontré en Cuba lo que otros buscan afuera

Fernando Ravsberg, BBC
La Habana
Jorge Perugorría es el actor cubano más conocido internacionalmente, luego que saltara a la fama por su papel protagónico en la película "Fresa y Chocolate", del director Tomás Gutiérrez Alea (Titón).
Actualmente, se encuentra realizando su primer trabajo como director de un largometraje.
El filme, que se está grabando en La Habana y Matanzas, tiene que ver con las aspiraciones, búsquedas y frustraciones de sus compatriotas en la Cuba actual. En el mismo, utiliza dos elementos nuevos de la realidad: el acceso de los cubanos a hoteles y el intercambio sexual de parejas.
Jorge Perugorría nos recibió en su casa, en las afueras de La Habana, y respondió las preguntas de BBC Mundo.

¿En qué trabajas en la actualidad?
Voy a tener por primera vez una experiencia como director, junto con Vladimir Cruz, con quien trabajé en "Fresa y Chocolate". Vladimir ya había dirigido cortos y yo documentales, la mayoría relacionados con la música, pero esta es la primera vez que vamos a hacer un largo de ficción.

¿Cuál es la trama de la película?
Es un guión de Vladimir, adaptación de la novela "Música de cámara" de Reinaldo Montero. El guión se llama "Afinidades" y será producida por Antonio Gijón y Hispafilms, que es una productora española en coproducción con el Instituto de Cine de Cuba (ICAIC).

¿Qué escuela te han dejado directores como Titón o Humberto Solá?
Para mí está muy presente haber trabajado en las dos últimas películas de Titón y en las dos últimas de Solá, ha sido un gran privilegio. Me han dejado la experiencia de cómo hacemos el cine en Cuba. En el método de trabajo, hay cosas que coinciden en todos ellos, por ejemplo tenemos la suerte de poder hacer un intenso trabajo de mesa en la pre filmación. Fuera de Cuba, los tiempos de los actores son más limitados.

¿Hasta qué punto la muerte de Titón y de Solá ha afectado al cine cubano?
Han sido una gran pérdida, pero ellos han dejado una huella, una cinematografía que sigue siendo un camino para los jóvenes que quieran hacer cine. Hay ahora mismo un movimiento muy fuerte de jóvenes creadores y otros no tan jóvenes, como Fernando Pérez y Juan Carlos Tabío, directores sólidos y con una obra hecha.

¿Qué tanto golpea al cine la crisis económica de Cuba?
Es un momento difícil para el país y el cine es caro. Sin embargo, cada vez las personas tienen más acceso a medios digitales de bajo costo con los que se pueden contar historias. Es el camino que han tomado los más jóvenes, hay un movimiento importante que se ve en la Muestra de Cine Joven Cubano, donde usan esas tecnologías, nadie cobra y editan en computadoras personales.

¿Hay limitantes de orden político para hacer cine en Cuba?
Las limitantes existen en todas partes. Estos jóvenes de que te hablaba tienen menos limitantes porque no están sometidos a la presión de productoras ni instituciones, ellos tienen menos recursos pero más libertades.
De todas formas, todos los grandes maestros cubanos hicieron el cine que quisieron dentro de instituciones cubanas. Hay bastante espacio para crear y contar historias, nuestro problema fundamental no es la censura sino lo económico.

Con esos problemas económicos, ¿por qué te quedaste en Cuba?
Es que yo encontré en Cuba lo que mucha gente sale a buscar fuera, que es poder vivir de mi trabajo. Yo sigo vinculado al cine cubano y ahí he tenido las mayores felicidades de mi vida, aunque trabajo también con el cine latinoamericano, con el europeo y en particular con España.



El tema Estados Unidos fue una decisión mía desde "Fresa y Chocolate", tenía que escoger entre hacer películas en Hollywood o vivir en Cuba y escogí bien, porque seguí haciendo cine. Era imposible compaginar las dos cosas como lo es también para muchos directores norteamericanos que quisieran contar con nuestras locaciones y nuestros actores.

¿Cuáles son esas felicidades que te ha dado el cine cubano?
La primera es "Fresa y Chocolate", esta película me abrió las puertas de otras cinematografías, cosa que jamás me había pasado por la cabeza. Además, es el personaje más maravilloso que yo haya interpretado. A pesar de haber hecho 40 películas, en la vida uno tiene pocas oportunidades de hacer películas que trasciendan con esa magia.

Los cineastas pretenden participar del debate social y político?
Yo creo que sí, como ser humano, como cubano y como artista tenemos que estar en medio de esa tormenta de ideas y aportar nuestro punto de vista. Eso lo hemos aprendido desde Titón, hacer un cine que incida sobre la realidad, que reflexione. Una película no cambia un país pero sí hacemos pensar a la gente, eso es lo que el espectador cubano espera de nosotros. Es una complicidad que nace porque en el cine hemos tenido más espacio de libertad que en la prensa plana o en la televisión. Los demás medios no han cumplido su función y el cine ha tomado ese papel.