domingo, 30 de septiembre de 2007

Good Bye Rocco

Mi corazón está de luto. Hace apenas unas horas he sabido de la muerte del compañero Rocco, el refrigerador que tanta gloria dio a los de mi especie, por su actuación magistral en la película Fresa y Chocolate.

Pensé dedicarle unas palabras de despedida. Elevar un responso por el deceso de tan querido amigo. Pero esta vez la voz humana nos ha hecho justicia. Jorge Perugorría y Juan Carlos Tabío han escrito ese adiós. Aquí lo reproduzco para ustedes.

“Compañeras y compañeros:


Aquí yace, en contra de su voluntad, el compañero Rocco.

Nace en Detroit en agosto de 1952, en la fábrica de la General Motors.
En su más tierna infancia fue testigo de las confrontaciones sindicales y de las reivindicaciones raciales que sacudieron a su ciudad de nacimiento, forjando así su inclaudicable espíritu de lucha.

Siendo aún muy joven, junto a 250 hermanos suyos, es obligado a hacinarse en el vapor General Custer (primo del General Motors), arribando a la bahía de La Habana en Enero de 1953.

Aquí en La Habana es adquirido, como vulgar mercancía, en la tienda El Encanto por la familia Orozco, llevando a partir de ese momento una vida burguesa de abundancias durante la cual enfrió los más exquisitos manjares y licores.

No es hasta 5 años después, en 1958, cuando Joaquinito, el benjamín de los Orozco, a la sazón estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana, comienza a esconder entre champanes y langostas, proclamas subversivas del 26 de Julio, lo que provoca una retoma de conciencia del compañero Rocco y su inicio en la lucha revolucionaria, llegando incluso a acoger en sus entrañas a un compañero de Joaquinito perseguido por los Tigres de Masferrer.

Ya en 1960, los Sobrevivientes de la familia Orozco —incluyendo a Joaquinito— abandonan el País, y la mansión de los Orozco (y por supuesto el mismo compañero Rocco), pasan a ser propiedad del Estado.

Conectado activamente al voltaje de todos los procesos de transformaciones revolucionarias, el compañero Rocco participa en la Campaña de Alfabetización, Crisis de Octubre, Zafra de los 10 Millones (trabajando en esta más de 365 días al año).

En todos estos años el compañero Rocco, lejos de añorar los filetes y caviares que conservó en su juventud, se dedicó, con ahínco encomiable, a enfriar torticas, masarreales, croquetas cosmonautas, los refrescos conocidos como «líquido de freno» y agua, mucha agua que calmaron la sed de nuestros estudiantes y milicianos.

Ya a principios de los años 70, con la llegada de sus congéneres soviéticos, el compañero Rocco es confinado a un honroso «plan pijama», olvidado en un oscuro almacén durante todo un quinquenio gris, hasta que el «inventivo» administrador del almacén lo trueca, en una maniobra «por la izquierda», por un juego de Doce Sillas a una humilde familia proletaria, en el seno de la cual, y con su esfuerzo desinteresado de siempre y con la alegría de sentirse útil nuevamente, el compañero Rocco se apresta a congelar sabrosos «durofríos», convirtiéndose en el sostén de esa familia y ganándose así el cariño de todos los niños del barrio.


Los 80 son años en los que el compañero Rocco puede vivir del fruto de su trabajo. Con el producto de la venta de estos «durofríos» el compañero Rocco es recompensado con quesitos crema, jamón plástico, pollo a la jardinera, vinos búlgaros y algún que otro cake bombón (de los que costaban 10 pesos cubanos), llegando incluso a enfriar su pedacito de carne de puerco y su cervecita en los días festivos. Y por supuesto, los huevos de siempre.

A principios de los años 90, y como consecuencia del Período Especial, el compañero Rocco es sometido al zozobrante sistema de apagones que lo llevaron al borde del ataque de nervios. Tan prolongados llegaron a ser estos apagones que cuando se restablecía brevemente el fluido eléctrico, el compañero Rocco llegó a pensar que le estaban aplicando «electro shock».

Fue en aquellos difíciles momentos que la humilde morada de la familia que acogió al compañero Rocco como a un pariente más, es escogida por el ICAIC como locación principal de la película Fresa y Chocolate en la cual el compañero Rocco, no obstante su deteriorada salud física y mental, asume el rol protagónico que le valió la unánime aclamación de público y crítica como (con mucho) el mejor actor de la película.
Lejos de envanecerse con tan ecuménico triunfo, el compañero Rocco acomete con renovados bríos las perspectivas que le deparan su nuevo horizonte de sucesos: Jefe de Frigoríficos del Paladar «La Guarida», porque en paladar deviene su vivienda no bien terminado el rodaje del susodicho filme.

Ahora vuelve el compañero Rocco a enfriar los manjares y licores olvidados de su juventud.

En este paladar, la carismática presencia del compañero Rocco es punto de atención de todos los clientes, llegando incluso a departir con La Reina de España, para la cual sacara de sus gélidas entrañas un rotundo y criollo boniatillo que arrancó los más encomiásticos comentarios de Su Majestad.

Así transcurría la plácida vejez del compañero Rocco, esperando que llegara, como en un sueño la muerte natural con esa paz de espíritu propia de quien ha cumplido a cabalidad y conciencia toda tarea que le haya sido encomendada.

Pero no, la muerte del compañero Rocco sobreviene de forma trágica y fulminante cuando es públicamente declarado «Devorador Energético».

Sus relays y reguladores de voltaje no soportaron la vergüenza y el compañero Rocco estalla en un flamígero y fatal cortocircuito que sonó en todo el barrio como un ¡PLAFF! fatídico.

Compañero Rocco, donde quiera que tú estés ahora, que llegue hasta ti nuestro agradecimiento por todos tus desvelos y nuestro más sentido pésame para que de una vez por todas descanses en paz.

Adiós compañero. Good bye Rocco.
De tus compañeros del Grupo de Creación ROCINANTE,
Jorge Perugorría Juan Carlos Tabío.” 

viernes, 13 de julio de 2007

Jorge Perugorría dice no tener interés en actuar en películas de Hollywood

Nueva York, 13/07/2007 (EFE).- El actor cubano Jorge Perugorría asegura que no le interesa "en absoluto" actuar en una película de Hollywood, "no por arrogante", sino porque eso significaría irse a vivir en Estados Unidos.

"No lo digo por arrogante. Hay directores a los que respeto y que me encantaría trabajar con ellos, pero eso significaría hacer las maletas y venirnos a vivir a EEUU, y mi vida está en Cuba", dijo Perugorría a EFE durante su primera visita a Nueva York con motivo de una pequeña retrospectiva de su trabajo como actor que organiza el Festiva de Cine La Habana Nueva York y que se inauguró hoy.

Lo que sí le interesa a Perugorría son los proyectos de cineastas independientes estadounidenses.

De hecho, comienza a rodar en junio "Guerrilla", la película sobre Che Guevara que dirigirá Steven Soderbergh y que estará protagonizada por Benicio del Toro.

"Haré el papel de Juan (Joaquín) Vitalio Acuña, uno de los campesinos que ayudan a los rebeldes liderados por Fidel Castro que luchaban por derrocar al gobierno de Batista", afirma.

Perugorría confiesa que también le gustaría trabajar con el cineasta mexicano Alejandro González-Iñárritu, actualmente uno de los realizadores latinoamericanos más populares, conocido por sus películas "Amores Perros", "21 Gramos" y "Babel".

"Me encantaría trabajar con él. Es un cineasta súper interesante. Creo que a todos los actores nos encantaría. Pero tengo claro que siempre haré cine cubano. He dedicado la mitad de mi vida a eso. Nuestros países tienen que tener un cine nacional", puntualizó.

Ante la situación inusual que se produce estos días en Nueva York en donde se le brinda un homenaje a sus facetas como actor, realizador y pintor, Perugorría afirma sentirse "tranquilo".

Para el actor cubano, el tributo a su actuación en películas como Amor Vertical" (1998), "Cosas que Dejé en La Habana" (1997) y "Una Rosa de Francia" (2005) "no es personal", sino "un reconocimiento a todo el cine cubano".

El recorrido por algunas de sus películas no incluye, sin embargo, la famosa "Fresa y Chocolate", dirigida por el realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea y con la que Perugorría se dio a conocer amplia e internacionalmente en 1994.

Y es que en Estados Unidos y en todo el mundo el actor es famoso por su papel en ese filme, el de un homosexual, por lo que dice que esta visita a Nueva York es propicia para que el público conozca a plenitud a otros Perugorrías: el pintor y el director de cine.

"La gente va a tener una idea más completa de mi trabajo, de todo lo que hago", asegura.

Además del homenaje a su carrera como actor, el festival será la vitrina para el estreno en EEUU de su documental "Habana Abierta" (2003), realizado junto al cineasta cubano Arturo Soto, con quien ha trabajado en varios filmes y a quien considera "como un hermano".

Perugorría también celebra en Nueva York su primera muestra individual de pintura en EEUU, que abre el 15 de abril en el Cuban Art Space de Manhattan bajo el título "Chivo que rompe tambó", una frase tomada de un tema del mítico cantante cubano "Bola de Nieve".

Desde que comenzó en el cine con "Fresa y Chocolate", Perugorría ha actuado en más de 35 películas cubanas, latinoamericanas y españolas, y es justamente toda esa experiencia como actor lo que ha alimentado sus otras pasiones.

"Lo más interesante de mi carrera como actor es haber tenido la posibilidad de vincularme al cine de distintos países, de viajar y conocer a gente de culturas diferentes. Ha sido un aprendizaje, y la pintura ha sido un resultado de eso", indicó.

Perugorría dice que comenzó a hacer documentales no porque tenía el capricho de ponerse detrás de una cámara, sino porque quería dejar un registro histórico de la cultura cubana, como es el caso de "Habana Abierta", sobre la banda cubana del mismo nombre.

"Siendo un actor, lo lógico sería que me gustara contar historias de ficción, pero me interesa más el documental porque me siento más libre y lo puedo vincular a mi pintura. Además, estoy en un proceso experimental todavía, y el género me lo permite", dijo.

Jorge Perugorría dice no tener interés en actuar en películas de Hollywood

Enkidu magazine

Nueva York, 13/07/2007 (EFE).- El actor cubano Jorge Perugorría asegura que no le interesa "en absoluto" actuar en una película de Hollywood, "no por arrogante", sino porque eso significaría irse a vivir en Estados Unidos.

"No lo digo por arrogante. Hay directores a los que respeto y que me encantaría trabajar con ellos, pero eso significaría hacer las maletas y venirnos a vivir a EEUU, y mi vida está en Cuba", dijo Perugorría a EFE durante su primera visita a Nueva York con motivo de una pequeña retrospectiva de su trabajo como actor que organiza el Festiva de Cine La Habana Nueva York y que se inauguró hoy.

Lo que sí le interesa a Perugorría son los proyectos de cineastas independientes estadounidenses.

De hecho, comienza a rodar en junio "Guerrilla", la película sobre Che Guevara que dirigirá Steven Soderbergh y que estará protagonizada por Benicio del Toro.

"Haré el papel de Juan (Joaquín) Vitalio Acuña, uno de los campesinos que ayudan a los rebeldes liderados por Fidel Castro que luchaban por derrocar al gobierno de Batista", afirma.

Perugorría confiesa que también le gustaría trabajar con el cineasta mexicano Alejandro González-Iñárritu, actualmente uno de los realizadores latinoamericanos más populares, conocido por sus películas "Amores Perros", "21 Gramos" y "Babel".

"Me encantaría trabajar con él. Es un cineasta súper interesante. Creo que a todos los actores nos encantaría. Pero tengo claro que siempre haré cine cubano. He dedicado la mitad de mi vida a eso. Nuestros países tienen que tener un cine nacional", puntualizó.

Ante la situación inusual que se produce estos días en Nueva York en donde se le brinda un homenaje a sus facetas como actor, realizador y pintor, Perugorría afirma sentirse "tranquilo".

Para el actor cubano, el tributo a su actuación en películas como Amor Vertical" (1998), "Cosas que Dejé en La Habana" (1997) y "Una Rosa de Francia" (2005) "no es personal", sino "un reconocimiento a todo el cine cubano".

El recorrido por algunas de sus películas no incluye, sin embargo, la famosa "Fresa y Chocolate", dirigida por el realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea y con la que Perugorría se dio a conocer amplia e internacionalmente en 1994.

Y es que en Estados Unidos y en todo el mundo el actor es famoso por su papel en ese filme, el de un homosexual, por lo que dice que esta visita a Nueva York es propicia para que el público conozca a plenitud a otros Perugorrías: el pintor y el director de cine.

"La gente va a tener una idea más completa de mi trabajo, de todo lo que hago", asegura.

Además del homenaje a su carrera como actor, el festival será la vitrina para el estreno en EEUU de su documental "Habana Abierta" (2003), realizado junto al cineasta cubano Arturo Soto, con quien ha trabajado en varios filmes y a quien considera "como un hermano".

Perugorría también celebra en Nueva York su primera muestra individual de pintura en EEUU, que abre el 15 de abril en el Cuban Art Space de Manhattan bajo el título "Chivo que rompe tambó", una frase tomada de un tema del mítico cantante cubano "Bola de Nieve".

Desde que comenzó en el cine con "Fresa y Chocolate", Perugorría ha actuado en más de 35 películas cubanas, latinoamericanas y españolas, y es justamente toda esa experiencia como actor lo que ha alimentado sus otras pasiones.

"Lo más interesante de mi carrera como actor es haber tenido la posibilidad de vincularme al cine de distintos países, de viajar y conocer a gente de culturas diferentes. Ha sido un aprendizaje, y la pintura ha sido un resultado de eso", indicó.

Perugorría dice que comenzó a hacer documentales no porque tenía el capricho de ponerse detrás de una cámara, sino porque quería dejar un registro histórico de la cultura cubana, como es el caso de "Habana Abierta", sobre la banda cubana del mismo nombre.

"Siendo un actor, lo lógico sería que me gustara contar historias de ficción, pero me interesa más el documental porque me siento más libre y lo puedo vincular a mi pintura. Además, estoy en un proceso experimental todavía, y el género me lo permite", dijo.

lunes, 28 de mayo de 2007

La noche de los inocentes y la disección de un policía


Por Rubén Padrón Astorga

La noche de los inocentes de Arturo Sotto, competidora por Cuba dentro de la Sección Oficial, nos ha obsequiado con un personaje tan bien escrito, actuado con tanta gracia, con tanta destreza, que uno de los análisis de la película ha de hacerse forzosamente en función de él. Se trata del personaje de Jorge Perugorría, que encarna a un policía llamado Frank.

Frank tiene en la cinta un valor radical, no solo porque es el eje de la historia, sino porque sufre una disección inusual, a partir de haber sido sancionado por abuso de poder a la entrada de un cine y de hacer una investigación que no le toca en una sala de hospital.

Casi todos los policías que se han visto en nuestra televisión o en nuestro cine son tan íntegros que apenas se reconocen personas en ellos. Eso para no hablar de que estos personajes jamás se han tomado el trabajo de cuestionarse la profesión ni de expresar las cosas que piensan como policías o las ventajas y desventajas de serlo. Y no estoy añorando policías corruptos, sino humanos.

Se trata entonces de echar luces sobre una realidad humana, una de las mejores intenciones que puede tener el arte, casi la única, en este caso la realidad humana de un policía, tan poco iluminada entre nosotros. Sabemos que su labor consiste en ocuparse de que la vida de la gente ande en paz. Cumplir con rigor esta premisa hace al buen agente. Pero la policía peca a veces de exceso de rigor.

El de nuestra película está sancionado por exceso de rigor. La multitud que se atropella para entrar a un cine es para él un casus belli, un motivo de guerra. Motivo comprensible, ya Frank se ocupará de demostrarlo.

En algún momento de la película se descubre su falta y se sabe que ha sido expulsado de la policía. Frank, para defenderse, intenta justificarse. Reconoce que empujó a la gente en el cine con toda su fuerza, pero que a todos les pidió perdón. Entonces, desesperado, dice que no comprende cómo es posible que los habaneros lleguen a romper una vidriera con tal de ver una película, cuando en Santiago lo hacen para conseguir ventiladores. El reconocimiento de este absurdo es una de las grandes sumergidas psicológicas que hace la película. El policía no entiende a la gente y esta incomprensión lo irrita hasta cegarlo.

Nuestro agente tiene una única intención, estimulada por su novia enfermera: ser un buen policía. Ese único deseo echa por tierra toda la fila de personajes que se han escrito para ser policías en nuestros audiovisuales. Esta necesidad de Frank de hacer bien su trabajo, de corregir el error que cometió, de parecerse al policía ideal, que para él no es otro que el gran Humphrey Bogart (ojo, un ejemplo de policía bien hecho), y al querer acercarse a su ideal está demostrando su íntima convicción de que no ha sido bueno hasta ahora, esta necesidad de Frank, decía, es la oportunidad que nos da la película para imaginarnos qué hubiera hecho, en su lugar, un policía distinto, por ejemplo, el que está realmente encargado del caso.

Alteremos un poco lo que cuenta la película. Imaginémonos que un policía cualquiera entra en la sala del hospital y ve reunida a una familia en torno a un travesti golpeado e inconsciente. Lo primero que sentirá será repulsión. La figura del travesti, como da cuenta de sobra la película, le produce repulsión, horror o hasta gracia, una gracia macabra, a casi todos los personajes. La madre se espanta de que su hijo se vista de mujer, espanto lógico, porque sabe el peligro a que se expone. El padre lo golpea salvajemente, sin saber que es su hijo, solo porque está convencido de que la única actitud posible que se puede tener en relación con un travesti es golpearlo. El amigo del padre lo estimula desgañitado a que le de una paliza. Los camilleros se burlan de él. Los enfermos avanzan en tropel para ver la figura espantosa de un travesti. La recepcionista del hospital se ríe en la cara de su madre, cuando pregunta: “¿Usted tiene un hijo maricón?”. Esta repulsión que todos sienten por el travesti es la denuncia que hace la película de uno de los tratos más despreciables que se da a persona alguna en estos tiempos.

Pero sigamos con la película imaginaria. Luego de observar el espectáculo, el policía cualquiera hará las dos o tres preguntas que le tocan y se irá a hacer el informe. El resto de la familia, el italiano y la novia se atacarán unos a otros hasta que el travesti se levante furioso (recuérdese que estaba fingiendo inconsciencia) y les eche en cara a cada uno la parte de culpa que le toca en su desgracia. Claro, que sin la ayuda de Frank, tal vez nadie se enteraría de lo que realmente ha pasado, porque ninguno se atreve a decirlo, y a juzgar por lo mesurado que se ha mostrado el supuesto travesti a lo largo del filme, tampoco él, por pudor, lo dirá.

Como se ve, la figura de Frank es esencial en la película. Él es quien escucha, analiza, compara y descubre. Frank le dice al italiano, “hasta ahora el primer sospechoso es usted”. Le dice a la niña, “es en ti en la única que confío”. Le dice al padre, sin sensiblería, con un desprecio absolutamente convincente, que es él quien ha golpeado a su hijo. No me imagino qué otro personaje de los que estaban en la sala, no ajeno totalmente a los sucesos previos, con cosas que ocultar, sin deseos de hacerse centro de la pesquisa, hubiera sido capaz de decir estas cosas y de descubrir la verdad. Frank, con una potestad falsa, hace las veces de interrogador, de jurado, de juez imparcial.

Y he aquí la tesis la película, al menos la que a mí me interesa: solo porque Frank está resuelto por convicción propia a descubrir la verdad, y a hacerlo bien, lo logra; y es eso precisamente, y no otra cosa, lo que lo hace un buen policía. Más de una vez se le reprocha a Frank que no lleve uniforme. “El hábito no hace al monje”, responde, y se toca desafiante el peine inofensivo que lleva bajo la camisa. El otro policía, el verdadero encargado de escribir el informe, llega a la sala justo antes de que se acabe La noche de los inocentes. La cinta no se ocupa de él.

Frank no solo es el más humano de los personajes, y el más humilde (es el único en toda la película que pide perdón), es también el único que al final siente una auténtica paz, por estar convencido de haber hecho algo bien. Por lo demás, como antes decía, la actuación de Perugorría es excelente. Frank quería parecerse a Bogart, y no dudo que Perugorría haya hecho su personaje tan bien como lo habría hecho el actor norteño. No exagero, ya los he visto a los dos hacer de policía.

Se estrena en Cuba La noche de los inocentes

Por Yaima Leyva Martínez

La nueva película cubana La noche de los inocentes, tercer largometraje de ficción de Arturo Sotto, fue presentada en la capital cubana ante la prensa especializada. En el encuentro estuvieron presentes los actores Jorge Perugorría, Aramís Delgado, Yasmani Guerrero, Rachel Falcón y Davide Riondino (quien fuera además productor asociado), el productor ejecutivo Camilo Vives, el productor general Francisco Álvarez y el director de fotografía Ernesto Granado.

Sotto, quien confesó que esta ha sido una película hecha con mucho esfuerzo y gracias a la ayuda desinteresada de los amigos y al aporte decisivo de la Productora ICAIC, declaró que la razón principal para emprender este proyecto fue la necesidad de hacer cine: “Llevaba algunos años sin filmar, y tenía varios proyectos que no se hicieron, por lo cual sentía la necesidad de emprender una historia que no fuera costosa, de acuerdo a las posibilidades de producción con que contamos. Así que me he dedicado sobre todo a escribir cuentos a partir de ideas que no he realizado. El guión parte de la combinación de dos de estos cuentos. Traté entonces de inventarme un relato donde los incluyera y que además ocurriese en una misma locación, pues tenía que ser una historia que no fuera costosa. Eso, y la necesidad de hacer cine a toda costa.”

El guión de La noche de los inocentes participó de un taller organizado por la Fundación Carolina junto con Casa América de Madrid que, en el caso de Sotto, contó con la tutoría de Jorge Goldemberg y José Carlos Avellar.

La noche de los inocentes se ubica en una Habana nocturna, y su trama gira en torno al cuerpo inconsciente de un joven travesti que es llevado a la sala de observación de un hospital. De ahí en lo adelante, una serie de personajes que van apareciendo nos revelan las razones para que el individuo terminara así, al tiempo que un fracasado policía, interpretado por Jorge Perugorría, trata de atar los cabos sueltos.

Respecto a su personaje, el actor cubano más internacional indicó: “Este personaje parte de un cuento que el humorista cubano Omar Franco convirtió en un monólogo, y él está tan simpático en su interpretación que para mí era un reto hacerlo. Ha sido muy bonito compartir con estos actores, pues fue un trabajo de equipo muy hermoso. La película se ha hecho con muy pocos recursos pero con mucho amor. Aparte de la experiencia del personaje, cuando hago cine en Cuba, con Arturo, con los amigos, eso también me aporta como persona.”

Arturo se refirió a la voluntad de incluir en el personaje de Perugorría algunos tics  propios del cine negro, en especial de los personajes de Humphrey Bogart, al cual el policía de Perugorría rinde culto. Pero a la hora de situar su película en un género exacto, Sotto tiene dudas: “El termino comedia aplicado a esta película no me gusta; creo que La noche de los inocentes es un gran drama, o una suma de los pequeños dramas de todos los personajes. Sí sé que no quiero aburrirme de lo mismo, de hacer la misma estética siempre. No soy capaz de establecer el proceso creativo como algo definido. De hecho, este es el proyecto que he conseguido hacer y que está ahí gracias a muchos factores. Creo que esta es una historia de Romeo y Julieta sin Montescos ni Capuletos. Aquí quién se opone es Verona. Y Verona puede ser muchas cosas.”

Entre las dificultades que debieron enfrentar los realizadores estuvo la selección del set de filmación, que debía ubicarse en un hospital. Cuenta Sotto: “La prefilmación comenzó visitando todos los hospitales de La Habana buscando locaciones, pues no teníamos recursos para construir. Encontramos dos o tres espacios, pero en la situación de los hospitales, la presidencia del ICAIC pensó que sería muy sensible meter equipos de filmación allí dentro. Conseguimos un apoyo del hospital Miguel Enríquez, que nos prestó camas y equipos, con lo cual construimos todo el set. Ello fue mucho más cómodo para nosotros, tener un ambiente controlado.”

La película es una coproducción entre Cuba, España e Italia. En su realización fue decisivo el aporte de Davide Riondino, quien había dirigido en 1996 una producción italiana con actores cubanos e italianos. Desde entonces, lo une a Sotto y Perugorría una estrecha relación de amistad. Arturo calificó la participación de Riondino como productor asociado como “la de un loco aventurero que se lanzó con nosotros a hacer esto sin saber lo que arriesgaba, ni adónde iba. Llegó a filmar una semana antes, pero se lo agradezco profundamente, porque fue el primer impulso que tuvimos para hacer la película y confió en que iba a salir bien".

Riondino piensa que este no será el punto final de su trabajo conjunto, sino el inicio de otros proyectos: “Mi contribución productiva fue una pequeñísima inversión. Ojalá muchos contribuyeran de esta forma a la producción de cine; ojalá que los artistas fueran más a menudo productores.” Camilo Vives también subrayó el aporte personal de Riondino, pues la inversión procedía de sus fondos privados. “Ojalá hubiesen muchas personas que arriesgaran algo, confesó el productor cubano. Hoy en día ningún productor arriesga nada. Esta película se fue armando en el camino y comenzó con nada.”

La música original está a cargo del pianista y hombre de jazz Ernán López-Nussa, quien nunca antes había emprendido un trabajo para cine de esta envergadura. Cuenta Arturo: “El único trabajo previo que se hizo fue el arreglo de la canción de Silvio Rodríguez Te amaré, que aquí es cantada por Haydée Milanés. De paso, agradezco a Silvio, que nos regaló su canción para la película. Cuando escuché el arreglo de Ernán, sentí que ahí estaba un poco el espíritu sonoro de la película. Yo lo escogí para componer la música porque esta es una película nocturna y su formación jazzística iba mucho con el tono. Pero lo que más me sorprendió cuando terminó es que, siendo un artista con una marca muy personal, hizo una música de género, para cine.”

Luego, la música incidental, que incluye a grandes voces de la música popular cubana, fue otro tema del diálogo. “Soy un fanático de la música cubana de los 60 y 70 —confesó Sotto—, y no la escucho en el cine cubano. Ya en Amor vertical había usado a Bola de Nieve, y a Elena Burke con el mismo disco que uso aquí. Pero debo confesar que no la voy a usar más, porque la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales) nos cobra tanto que hay que inventarse un presupuesto para eso. Y es nuestra música, nuestra cultura. A veces tuvimos que condicionar el montaje a la duración de la música, porque no teníamos dinero para pagarla. Por suerte, el ICAIC asumió ese costo, que es bastante alto.”

La fotografía estuvo a cargo de Ernesto Granado y su concepto giró en torno a los ambientes del cine negro clásico. Sotto declaró: “Revisamos varias películas del cine negro norteamericano e intentamos apropiarnos de los claroscuros que están en ese cine. Esta película fue filmada en un formato digital que no es HD, así que el proceso de inflado fue muy complejo, con muchas pruebas desde el punto de vista técnico. Y conseguimos una imagen final que es una fotografía de género.”

Respecto a los homenajes al cine cubano presentes en su cine, Arturo Sotto confesó el tributo que quiso hacerle a Tomás Gutiérrez Alea usando fragmentos de Memorias del subdesarrollo y un segmento sonoro tomado de Fresa y Chocolate. “Siempre me dije que si Titón no estaba en los medios, yo lo pondría en mi película, para insistir en que Titón tiene que estar presente en nuestra memoria y en nuestro pensamiento.”

A propósito de su guión Peter Pan Kids, el director dijo que el ICAIC está avanzando en la fase de financiamiento del proyecto, pues se trata de una película mucho más compleja y cara.

Sotto confiesa su alegría por el estreno: “Quería terminar esta película, que empezamos a filmar en 2005. Les confieso que queríamos hacer una película correcta, sin grandes pretensiones, pero que llegue al espectador cubano, y ojalá que así sea. Me gustaría que el público no solo se quedara con lo que dice la película, sino que meditara en aquello que los personajes no dicen.”

La noche de los inocentes ha sido presentada en el mercado del Festival de Cine de Cannes y va a estar en festivales de Italia, mientras se hacen gestiones para presentarla en Toronto. Esta semana debutó en el circuito de cines de estreno de la capital cubana.

jueves, 5 de abril de 2007

El Havana Film Festival neoyorquino homenajeará a Perugorría

El actor Jorge Perugorría, protagonista de alguna de las más exitosas películas cubanas en esta última década y media, recibirá el tributo del Havana Film Festival New York (HFFNY), que se desarrollará a partir del 13 de este mes en la ciudad de los rascacielos. Considerado uno de los eventos cinematográficos latinos más importantes que tienen lugar en la Gran Manzana, el certamen proyectará cintas procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, España, Uruguay y Estados Unidos. "El Benny", la galardonada ópera prima del director cubano Jorge Luís Sánchez, será la encargada de abrir el certamen.

Varias serán las obras menos conocidas de "Pichi" Perugorría que se verán en Nueva York: "Amor Vertical", de Arturo Sotto; "Cosas que dejé en La Habana" y "Una rosa de Francia", ambas del español Manuel Gutiérrez Aragón y con guión del cubano Senel Paz, y el documental "Habana Abierta", en el cual Perugorría codirige con Arturo Sotto. El astro cubano acudirá el sábado 14 de abril a la proyección de su debut como realizador, y establecerá un diálogo con el público moderado por Mario Murillo (WBAI, Wake up America). 

El Festival cierra el viernes 19 de abril con el estreno de "Os 12 Trabalhos", de Ricardo Elias (Brasil), ganador del premio Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián y tercer Coral en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Podrán verse en el certamen neoyorquino los trabajos de Javier Mejía (Colombia) con "Apocalipsur", recientemente premiada en el Festival de Cartagena; Pablo Larraín, (Chile) y su bien recibido film "Fuga"; Manolo Nieto (Uruguay), ganador del Tigre Award del Festival de Rotterdam por "La perrera"; Ricardo Pérez Matta (Puerto Rico), cuyo film "Ladrones y mentirosos" logró atención internacional con esta historia de corrupción en su país; Pavel Giroud (Cuba) y su primer largometraje, "La edad de la peseta", con la que recibió premios en el Festival de La Habana y en el de Cartagena; Rafael Rosal (Guatemala), con "Las cruces"; Juan Felipe Orozco (Colombia) con "Al final del espectro" con la cual logró hacer la versión en inglés con el productor Roy Lee (The ring) y Nicole Kidman. 

Entre los directores con amplia trayectoria que presentarán sus filmes están: Harold Trompetero y Jairo Eduardo Carrillo (Colombia), co-directores de la comedia negra, "Dios los junta y ellos se separan"; Eduardo Raspo (Argentina) con "Tatuado", el cual recibió importantes premios en Trieste, Biarritz y Montreal; Manuel Pérez con "Páginas del Diario de Mauricio", ganador en el Festival de La Habana; Ignacio Ortiz (México) que retorna a su mundo mágico en "Mezcal"; con premios en Málaga y 4 Ariel de la Academia de cine de México. 

Más de 15 realizadores en total asistirán al Festival de este año, los cuales participarán en presentaciones, paneles y eventos abiertos gratuitamente al público.

Fuente: noticine.com