jueves, 15 de mayo de 2008

Jorge Perugorría es padrino de DREMAGO

Jorge Perugorría es padrino de DREMAGO, junto a Stephen Frears, Alain Corneau, Pete Lacaba y Guillermo Arriaga. El objetivo de DreamAgo es ayudar a desarrollar, apoyar y promocionar películas que marcan la diferencia, ya sean de nuevos o experimentados guionistas. Esta meta se consigue a través de dos etapas: Plume & Pellicule y Meet your Match.

jueves, 8 de mayo de 2008

El actor de Fresa y chocolate, homenajeado en Brasil por su trayectoria, protagoniza dos películas de Soderber


Jorge Perugorría recibió un homenaje por su carrera actoral en el Festival de Cine de Ceará. El actor cubano más reconocido en el ámbito internacional ya llegó a Hollywood y de la mano de Steven Soderbergh (Traffic, Erin Brockovich, La Gran Estafa) comienza su carrera norteamericana con El argentino y Guerrilla. Las películas tratan sobre la vida del revolucionario Ernesto "Che" Guevara, encarnado por Benicio Del Toro, e interpretada también por Franka Potente y Julia Ormond.

SÁBADO SHOW habló con él en la ciudad norteña. El actor exhibió una humildad espontánea, contestó con gracia y sonrió con los ojos en todo momento.

-Trabajaste bastante en teatro, televisión y actuaste en más de 40 películas. Tu vocación por la actuación ¿cómo y cuándo nació?
-Cuando era estudiante, fui a ver un grupo de teatro de la universidad, vi lo que hacían ellos y dije "yo quiero hacer eso". Como decimos nosotros: "se me metió el bichito dentro". Me encantó esa profesión y ahí me metí y empecé. Le dedique diez años de mi vida al teatro, antes de empezar a hacer televisión y cine.

-Fuiste homosexual en Fresa y chocolate, camionero en Guantanamera, un inmigrante en busca de su madre en Miel para Oshun. ¿Cómo es el proceso, para un actor, de ponerse en distintas pieles?
-Como actor, uno siempre anda buscando personajes interesantes. Sobre todo, personajes en los que hay que componer un carácter, crear algo. Disfruto mucho de ese placer que es la creación, que consiste tanto en confeccionar una tipología como meterte dentro de la piel de ese personaje y vivir la circunstancia a través de él. Entonces uno siempre busca ese tipo de trabajos. He tenido bastante suerte porque tuve la oportunidad de hacer personajes bien diferentes. Me gusta mucho ese juego de crear la diferencia entre uno y otro. No me considero un "actor de carácteres", que siempre impone su personalidad a los personajes. Bueno, uno después, como actor, tiene los recursos que siempre parten de la misma base, pero que varían según el proyecto, porque por mucho que uno haya estudiado o tenga determinado método, a la hora de trabajar y conformar cierto carácter, cada experiencia es diferente. Porque también se trata de un trabajo colectivo y depende del guión, director, circunstancias, el tiempo de que se dispone, que varían mucho. Por ejemplo, hay directores que les gusta centrarse en el trabajo con el actor, en profundidad, una investigación para ir armándolo; hay otros que les gusta más lo espontáneo. Entonces siempre es muy relativo el trabajo actoral de preparación, cada uno se va adaptando a cada proyecto. Lo más bonito de mi trabajo es la oportunidad que me brinda de crear diferentes seres humanos.

-¿Sos riguroso en la elección de los personajes?
-Sí, trato. En el cine que yo trabajo, cine latinoamericano, europeo, soy un privilegiado: tengo bastantes propuestas. Sin embargo, tampoco es que tenga tanto lugar donde escoger qué personajes hacer, por un tema de que en el cine son más los actores que los proyectos que hay, y muy buenos actores. Pero sí, trato de mantener un rigor dentro de las propuestas que me llegan, de seguir haciendo ese cine de autor, y mis decisiones se orientan en esa dirección.

-¿50% talento y 50% suerte?
-Hay tantos actores talentosos, pero buenos de verdad que no les llega su oportunidad. Mirá, yo hice mi primera película a los 27 años y pensaba eso: que no tenía suerte. ¡Diez años haciendo teatro! Nada de lo que me habían ofrecido era interesante. Y después no paré de trabajar, vinieron las oportunidades. Soy del concepto que el arte es trabajo. Lo fundamental es el trabajo, el rigor que uno tenga en su trabajo.

-¿En qué ámbito te sentís más cómodo?
-Ya me he dedicado al cine. El teatro lo veo como algo que está ahí, que en algún momento volveré y haré algo. Pero tengo que aprovechar porque las películas se acaban, de repente te llaman y de repente no te llaman más. Pero bueno, por ahora me siguen llamando (risas).

-Con tantos papeles interpretados, ¿recordás alguno que te haya atormentado?
-Más bien, creo que uno se atormenta con cada proceso creativo, a la hora de componer un personaje, porque uno tiene la presión de que eso quede bien. Recuerdo que un actor viejo de teatro me decía: "La diferencia entre cuando empecé mi carrera y ahora es que antes me ponía nervioso y se me notaba, ahora también me pongo nervioso pero no se me nota".

-¿Cuál es la película que más disfrutaste interpretar?
-El proyecto que más ha marcado mi carrera fue Fresa y chocolate. Sin duda, fue un punto de tiro en mi carrera y en mi vida. De ser un actor cubano que sólo tenía una proyección nacional, que aspiraba sólo a hacer películas locales, de pronto esa película no sólo significó interpretar un personaje maravilloso, trabajar con maestros del cine cubano como son Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Sabío, sino que además me abrió las puertas de otras cinematografías.

-¿Cómo maneja una persona de renombre local y fama internacional el tema de los egos?
-Mirá, en el caso de los que nos dedicamos a hacer este cine latinoamericano, de autor, no vivímos tanto el fenómeno mediático. El cine de autor es siempre un cine de minorías, que llega a los festivales, que lo ven una élite de ciudades... A pesar de que hago tantas películas, no tengo ese agobio que puede traer la fama y que pasa más con estrellas de televisión o de la industria de Hollywood. Lo llevo bastante limpio en mi caso: ando por las ciudades, los barrios, los pueblos y no me "molestan". Nadie se entera. Y como tengo la costumbre de caracterizar los personajes, pues la gente tampoco me conoce mucho. Y uno no va haciendo "ruido" por ahí tampoco.

-La identidad del cine latinoamericano, ¿cómo va?
-Mientras sigamos haciendo un cine nacional cada uno de nuestros países, eso no se va a perder. Porque contamos nuestras historias; no importa cómo las contemos, si pretendemos ser más modernos, más tradicionales, si tomando influencias del cine norteamericano o europeo... El hecho mismo, nada más, de hablar de nuestras historias, problemas, eso ya de por sí confiere la identidad. Es necesario mantener viva la idea de un cine nacional en cada uno de nuestros países para eso. De todas maneras, por mucho que intentemos hacer un cine cerca de la industria, no hay recurso para eso. Siempre vamos a terminar haciendo un cine de autor. Con mayor valor o menor valor, más o menos auténtico. Pero siempre con una identidad.

-Rodaste con Soderbergh dos películas sobre la figura mítica del "Che" Guevara...
-Sí, están por estrenarse. Yo interpreto el personaje de Vitalio Acuña, que fue un comandante cubano que estuvo al lado del "Che" desde su llegada a la tierra (Sierra Maestra) y que lo acompañó también en Bolivia. El estreno mundial es en Cannes y después se verá por Latinoamérica. Trabajar con Soderbergh... Es un genio, tiene una manera muy particular de hacer cine, una mirada de artista, muy personal, y es muy interesante haber tenido una experiencia con alguien así. Y bueno, Benicio del Toro es otro monstruo. De los mejores actores latinos que tenemos y ha sido una maravilla, para mí, verlo crear ese personaje, que le significó un gran reto. Seguramente, el más grande de su carrera, y creo que lo ha sacado adelante de forma airosa: un trabajo de composición, gestual, de manierismo, la cadencia y personalidad del "Che"... Pienso que ha hecho un trabajo que va a quedar para siempre en la historia del cine. También tengo otro proyecto: acabo de terminar una película con Juan Carlos Tabío (co-director de Fresa y chocolate y Guantanamera). Se llama El cuerno de la abundancia y es una comedia maravillosa sobre la realidad cubana.

-¿Cómo es recibir un homenaje a tu carrera a los 42 años?
-En España ya recibí un premio así y también en el Festival Latino de Nueva York. La verdad que es temprano para recibir este tipo de reconocimientos, porque generalmente vienen cuando uno tiene más años, una trayectoria ya hecha… Se están adelantando a ponerme viejo, parece, ¿no? Pero tengo que admitir que son 42 años pero más de 40 películas, o sea que debe ser por eso más que por otra cosa. Han sido años de intenso trabajo y este tipo de premios lo que hace es poder comprometer a uno mucho más con el trabajo que le queda por hacer.

En Fortaleza: Martín Cajal